¡Hola a todos los lectores anónimos del blog!
La entrada de hoy es sobre mi personaje del mes de marzo, para éste tomé el disparador:
Alguien que se esconde para llorar: Personaje difícil, pero no por ello débil usa esto a tu conveniencia.
Si quieres saber de qué va esto dale click a este link.
Los días después del fin del mundo|Anna
Elizabeth
Hacía
tiempo que venía diciendo la misma cantaleta una y otra vez «Voy
a irme y esta vez lo digo en serio»,
por eso aquella noche cuando el grupo lo escuchó decir lo mismo por
enésima vez nadie se sorprendió y lo que es más, nadie lo creyó
si quiera. Pero Anna Elizabeth supo que esta vez iba en serio.
Lo
supo nada más ver el rostro de Keath, esta vez no había ni pizca de
duda en sus ojos y su voz ya no tenía culpas, por un momento pensó
en hacer callar al grupo reunido frente a la fogata para dejarlo
hablar pero
no lo hizo,
estaban particularmente animados, habían sido tenido
días
buenos y
considerando todo lo que habían pasado no tuvo valor de
interrumpirlos. Como
líder todos
la
escucharan
y respetaban,
pero sabía bien
que Keath era un elemento importante para todos, se encargaba, entre
otras cosas
de mantenerlos unidos.
Lo
miró sin disimulo desde el lado opuesto de la fogata, no pudo evitar
estremecerse cuando sus ojos se toparon con los ojos Azules de
Keath, Anna Elizabeth se sentía especialmente vulnerable por esa
intensa mirada, cosa que por supuesto no estaba dispuesta a admitir.
A pesar de eso, se propuso evitar que se marchara, la sola idea de
visitarlo más tarde en su tienda hacía latir su corazón con tanta
fuerza que sentía doler el pecho.
Casi
no pudo dormir, después de la fogata intentó acercarse a Keath pero
se rindió al no tener éxito, los más pequeños lo tenían
acaparado y con el pretexto de estar cansado, entró a su tienda sin
darle oportunidad de tener
una charla.
Cerca
del amanecer sus ojos se abrieron con la premura de quien acaba de
tener una pesadilla, se levantó de golpe sin cambiarse de ropa,
atravesó el patio y llamó dos veces antes de abrirse paso y
encontrar una tienda vacía.
—Keath…
—susurró.
A
la distancia, alcanzó a divisar esa figura conocida, miró su
espalda y deseo mucho más que nunca haber tenido la fuerza de
confesarle sus sentimientos, ahora probablemente nunca sabría si
alguna vez fue correspondida,
era consciente
de que volver a verlo sería casi una imposibilidad. Cerró
los ojos cuando sintió sus frías lágrimas cruzando
sus mejillas.
—Kaeth…
—volvió a decir y sintió una punzada en su pecho, respiró
profundo, apretó los ojos con más fuerza y por inercia se mordió
el labio.
Los
sonidos de afuera la distrajeron, escuchó entre
el
murmullo voces
preocupadas
y repetidamente
aquel
nombre que ya no quería volver a escuchar. Se dio media
vuelta y se limpió
las lágrimas con el dorso de la mano,
antes de salir
respiró profundo una
vez más.
Cuando
atravesó
el patio
llevaba media sonrisa dibujada en el rostro, era su deber calmar los
estragos,
después
de todo ella era
la
líder del grupo.
Gracias
por leer. Hasta la próxima.
Besos
de M&M.
1 comments:
Las despedidas son el verdadero sufrimiento... sobre todo así, sin despedirse realmente, sin decir lo que falta.
En temas de forma, ¿"calmar los estragos" es una expresión correcta?
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