Sí, ya sé que estamos en Marzo, pero es que de verdad Febrero no fue mi mejor mes. Tuve mucho trabajo y muchas cosas que apenas tuve descansos y me anima contares que si logré escribir mis personajes de Febreo aunque sólo fueron dos. Pero no pude pubicar en tiempo porque me quedé sin internet y trás varias muy desgastantes llamadas al proveedor de servicio al fin lo reestablecieron.
No he querido quedarme sin publicarlos así que los dejaré en la misma entrada para que no se piereda la línea de los personajes.
Así que sin más aquí mis personajes, el primero basado en la característica aquí mostrada:
Don Carlos
Era domingo y como todos los domingos me encontraba en la plaza
sentado frente al tablero de ajedrez, esperando a aquel que tuviera
el valor de retarme. Lo vi llegar desde que entró en la plaza
cabizbajo, con las manos en los bolsillos y arrastrando los pies.
Cuando se llega a mi edad uno aprende a escuchar a las personas y ese
pobre muchacho necesitaba hablar con alguien. Se le veía perdido,
era obvio que estuviera contrariado por todo lo que decían de él,
sabía que sólo estaba en la plaza porque quería hablar conmigo,
hay algo en la vejez que le da confianza a la gente de contarte sus
cosas. Tal vez sea porque creen que cerca de la muerte se adquiere
cierta sabiduría o tal vez porque uno no tiene nada más que hacer.
Como fuere, se sentó frente a mí y tomó una de las piezas, como si
fuera a hacer una jugada, realmente esperaba ver un movimiento pero
el chico sólo miraba el tablero.
—¿Que pasa, hijo? —me aventuré a decir, cuando se es viejo uno
entiende que ya no se puede dar el lujo de perder el tiempo.
—Lo sé hijo, pero esos chicos con los que a veces andas no son muy
buena compañía, la gente piensa cosas.
—!Amigos¡—lo interrumpí con tono fastidiado —¿y dónde están
esos supuestos amigos ahora, eh? Porque sé que no te han visitado
desde que comenzó la investigación.
—¡Soy inocente! —me
interrumpió dando un manotazo en el tablero.
—Si realmente eres
inocente —proseguí alzando un poco la voz, mientras ponía en otra
vez en su sitió las piezas que se cayeron —la verdad va a salir a
luz, van a encontrar al verdadero culpable y esto no habrá sido más
que un mal capítulo en tu historia —el muchacho asintió —no
tienes nada que demostrale a la gente, pero por tu propio bien
deberías cambiar un poco la forma en que llevas tu vida. Deja de ser
un vago y asiste a la escuela, busca un pasatiempo que te ocupe la
mente, algo de provecho, puedes tocar la guitarra a las chicas les
gusta eso. Y sobre todo, deja de robarle a tu padre el dinero de la
caja.
—¿Cómo sabe eso?
—el muchacho me miró tan sorprendido que me hizo soltar una
pequeña carcajada.
—Yo también tuve tu
edad hijo, que no se te olvidé.
—Gracias Don Carlos,
hablar con usted siempre me hace sentir mejor. Espero volver pronto.
—Yo espero que cuando
vuelvas hayas aprendido a jugar ajedrez, es irritante que sólo
vengas a desacomodarme las piezas —dije con fingida molestia.
—Adiós Don Carlos
—dijo el muchacho mientras se levantaba del asiento con una sonrisa
llenándole el rostro.
—¡Satoshi! —le
hablé para llamar su atención —¡Que tengas suerte! —tuve que
levantar un poco la voz para que el muchacho pudiera escucharme,
levantó la mano derecha en forma de saludo y se encaminó a la
entrada de la plaza. Se veía muy animado, no parecía la misma alma
en pena que había llegado unas horas antes.
Volví la vista al
tablero,verificando que todo estuviera en orden y alineando las
piezas esperé a que se acercara un nuevo retador o un nuevo
confidente, lo que llegara primero.
* * * *
Mi segundo personaje esta basado en la siguiente característica:
Su libro favorito es... 1984
Ahí estaba de nuevo
frente a la caja registradora del centro comercial, atendiendo a los
clientes, como siempre con buena cara mirando de reojo a la encargada
que lo observaba desde el otro lado del pasillo con brazos cruzados,
asintiendo con la cabeza en modo de aprobación por el buen servicio.
Suspiró, había sido
un día largo, pero después de seis horas de arduo trabajo podía
irse al fin a casa, se acercó a la salida de empleados dónde lo
detuvo el cuadro del empleado del mes, observó sus propios ojos en
la fotografía enmarcada frente a él, la sonrisa en el rostro de
aquel personaje se le antojo extraña, definitivamente ese no podía
ser su rostro, pensó.
Caminó todo el regreso
a casa con los audífonos puestos pero realmente no estaba escuchando
nada. Lo hacía sólo para evitar que la gente le hablara, sin
embargo le regalaba siempre una sonrisa a aquellos rostros cuya
mirada no había podido esquivar escondiendo para sí sus verdaderos
sentimientos en el fondo más oscuro de su mente, no fuera a ser que
algún policía del pensamiento anduviera por ahí esperando a
denunciarlo; al pensar así se le escapó una pequeña carcajada, una
de verdad, no podía evitarlo, siempre se había sentido así.
Atrapado en aquel pequeño mundo, observado siempre por el Gran
Hermano.
Intentó relajarse un
poco cuando llegó a casa, respiró profundamente pero sólo logró
que la polución del aire se le alojara en los pulmones. Caminó sin
ganas hasta el comedor hasta que una voz en medio de la oscuridad lo
detuvo.
—¡Llegaste!
—Cariño, deberías
encender las luces —se acercó para besar la frente de su novia
—¿no es tarde? El bar abre en una hora, ¿no?
—Quería despedirte,
últimamente apenas nos vemos y eso que vivimos en la misma casa.
—Es cierto —volvió
a sonreír, una de esas sonrisas fingidas otra vez, si tan sólo
pudiera encontrar el punto ciego como había hecho el Señor Smith,
un lugar en su propia casa donde pudiera ser él mismo, donde poder
desfogar todo aquello que guardaba dentro.
—¿Quieres que
encienda la luz? —preguntó ella al salir.
—No.
Esperó poco más de
dos horas después de que su novia dejó el departamento, quería
estar bien seguro de que estaba solo y entonces se relajó por un
momento, en medido de aquella oscuridad se permitió sentirse a
salvo. Respiró profundamente protegido de sí mismo y de lo que
había hecho.
* * * *
Espero que les haya gustado.
Gracias por visitar el blog!
Hasta la próxima!
1 comments:
Personajes interesantes. ¿El segundo tiene algo que ocultar, quizá? ¿O sólo se pone paranoico y ya? Mira que preocuparse tanto de ser observado...
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