Al
fin después taaaanto tiempo, traigo el cierre del juego literario
organizado para halloween y día de muertos, sí, ya sé que demoré
muchísimo (y muchísimo se queda corto) Pero como ya les había
contado en Facebook, se me atravesaron los planes de la boda y
después, el día del evento me llegó casi de sorpresa y aunque yo
creí que podría acomodar mis tiempos, al final no pude. Pero como
no me gusta dejar las cosas inconclusas y como siento que sólo estoy
alargando más y más esto, esperando un relato que al parecer no va
a llegar, me he decidido a publicarlo sin más retardos.
Y
como lo promeetido es deuda, aquí les dejo sus respectivos
Certificados de Participación a los participantes. Aunque el último
relato no llegó, igual le dejo su certificado, porque al final dicen
que la intención es la que cuenta.
Sin
más, los dejo con mi aportación para el juego.
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Amante
Mortal
—Así
que... —decía el hombre al mismo tiempo que cortaba su grueso
trozo de carne— han ocurrido extraños sucesos, ¿no es así?
—seguía diciendo mientras se llevaba un bocado a la boca.
—Sí,
sí, como le iba diciendo —carraspeó el otro —se trata de un
asunto muy delicado, la gente del pueblo está asustada. Las mujeres
están tan aterradas que ya no dejan que los niños salgan a jugar
—el interlocutor era precisamente el banquero del pueblo, un hombre
ya entrado en años, cuyo cabello comenzaba a escacear —como usted
comprenderá no podemos permitir que la situación siga así
—enfatizó el hombre que no había probado bocado.
—Por
supuesto que no, dígame, ¿ya se están encargando del asunto?
—Desde
luego, hemos montado guardias pero todos nuestros esfuerzos resultan
inútiles, simplemente sigue ocurriendo. Lo más curioso es que sólo
ocurre de noche.
—Ya
veo —decía el hombre que había terminado la cena y ahora se
limpiaba las comisuras de los labios con un finísimo pañuelo blanco
—perdone que le haya hecho venir hasta aquí, pero como sabe, en
unos días viajo a la India y debo arreglar algunos asuntos antes de
partir, espero que el viaje hasta aquí haya sido cómodo —dijo
cambiando abruptamente el tema.
—Oh,
lo fue. En realidad me ha soprendido mucho su invitación, Conde. Su
mansión es simplemente magnífica —alabó el banquero, cosa que
fastidió un poco al Conde.
El
Conde, era un hombre sobrebio pero amable. Tras su sonrisa dulce
escondía su personalidad fría y calculadora. Cualquiera que le
conocía podía afirmar que no existía hombre más recto y dulce que
él. Pero aquello estaba muy lejos de la realidad. Su título le daba
cierto estatus en el pequeño pueblo en el que vivía, era visto por
los demás aldeanos como una especie de autoridad y frecuentemente
recurrían a él en busca de ayuda. Para el Conde esto era visto como
una oportunidad: hacer favores que depués podría cobrar.
—Y,
exactamente, Señor Thomson, ¿Cómo es que se han perdido esas
personas que mencionaba antes?—preguntó cambiando otra vez de
tema.
—Bueno...
no es que se pierdan precisamente, más bien diría que han
desaparecido.
—¿Desaparecido?
¿Quiere decir que esas personas simplemente se esfumaron en medio de
la nochce?
—Si
lo pone así... —el Señor Thomson rió nervioso y bebió un trago
de la copa de vino que tenía delante por primera vez —parecen los
disparates de un loco. Lo que yo quiero decir es que las personas
desaparecen como si algo se las llevara. No deja marcas ni huellas
por lo que hemos deducido que lo hace desde el aire. Lo único que
escuchamos son gritos de auxilio en plena oscuridad y luego nada. No
queda ningún rastro.
—Entiendo.
Ahora dejelo todo en mis manos. Me encanrgaré personalmente de este
asunto —dijo el Conde finalizando la conversación.
Momentos
después de la cena y una vez que hubo despachado a su invitado de la
mansión, el Conde se dirigió a uno de los sótanos en total
soledad. Sus pasos eran iluminados por la luz oscilante de una vela.
El estrecho corredor por el que ahora caminaba comenzaba a inundanse
de un extraño pero persistente aroma. A medida que avanzaba, el olor
se intensificaba hasta convertirse en algo desagrable. El hombre se
detuvo frente a lo que parecían ser los barrotes de una enorme
jaula. Dentro, una bestia con rostro de mujer, devoraba los restos de
lo que antes fuera un ser humano.
Al
notar su presencia, la bestia lo miró y se acercó a él. El edor
era insoportable, pero al Conde parecía no importarle. Parecía que
ni siquiera lo notaba.
—¡Ah¡
Mi pequeña. Mi amada. Eres tan bella —le decía —¿Cómo podría
yo detenerte y hacer que mueras de hambre si te amo tanto? Aquellos
que me han solicitado detenerte no comporenden que ahora sus
insignificantes vidas tienen un propósito. Su existencia no ha sido
más que un desperdicio y ahora que al fin tiene un propósito
quieren detenerte. Lo mejor será que te lleve conmigo, tal vez allá
puedas saciarte con más libertad. Pero hasta entonces, ve allá,
trae una nueva víctima y déjame ver como la devoras.
Dicho
esto, haló una palanca que se situaba frente a él, como
consecuencia, el lado opuesto de la jaula se levantó dejando libre a
aquella bestia, a esa arpía que buscaría saciar su apetito abrigada
por el manto de la noche.
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Y
desde luego el recopilatorio para quien se lo quiera llevar.
2 comments:
Hola Nemi!!!
WOW!! Me encanta el diploma!!! muchas gracias a ti por la oportunidad de participar en tus propuestas!!
Te casaste?? si es así te deseo toda la felicidad del mundo!!!
Muy buen relato, yo pensaba que el conde era la criatura pero me has sorprendido, muy buen vuelco de la historia!!
Me encanto!!
Besos
Legué acá por el blog de Judth. Lograda historia.
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