Hola a todos los lectores anónimos del blog, el día de hoy traigo mi personaje del mes de Octubre con el que retomo el ejercicio, tal vez fuera por que tenía mucho tiempo de no poder escribir que salió un relato algo largo, aun así me gustó el resultado.
Alguien que oculta su identidad|Taemu
Había
visto lo que les sucedía a todos aquellos que trataban de escapar y
no tenía intenciones de tener la misma suerte que esos pobres
miserables que habían fallado en el intento. Por decirlo de algún
modo se había resignado a tener esa vida
Le
dolían los pies. Hacía muchas horas que caminaban por las ruinas
desiertas. De pronto se dio cuenta de que también tenía sed, sentía
la garganta tan seca, sabía muy bien que entre las pocas cosas que
llevaba en la mochila, había una cantimplora con agua suficiente
para saciarse y deseaba más que nada tomarse unos minutos, tal vez
un par de horas, para descansar los pies, pero también sabía que no
podía, tenía un solo objetivo en mente y ese era mantenerse con
vida. Y esa era razón suficiente para soportarlo todo.
—Ya
no siento las piernas, ¿no podemos descansar un rato?
—Debemos
seguir, estamos demasiado cerca para rendirnos ahora.
—Dijiste
lo mismo hace horas.
—No
podemos detenernos ahora, es preciso que lleguemos antes de que se
ponga el Sol.
—¿Por
qué? ¿Qué pasa después de que se pone el Sol?
—No
quieren saberlo.
—¡Claro
que sí!
—…
—¡Oye
niño,
ya basta! —sintió el jaloneo del muchacho en su brazo y por un
instante perdió el equilibrio —¡O nos dices de una buena vez o
no daremos ni un paso más!
—Está
bien …
—bajó la cabeza para ocultar su rostro, no podía permitir que su
rostro delatara la expresión que su voz trataba de disimular —pero
tienen que creer lo que les voy a contar —antes de comenzar su
relato respiró hondo, sabía bien que nada de lo que diría a continuación era mentira y eso era lo que más la aterraba —tienen
que creerme porque lo he visto con mis propios ojos.
Primero el
sol se esconde en el horizonte mientras escuchas
el viento, un silbido suave que pasa casi inadvertido hasta que de a
poco se vuelve un rugido, luego el olor a polvo
trae consigo una nube
espesa de tierra seca que
te obliga a detenerte. Justo en ese momento una luz cegadora lanza un
pitido tan fuerte que te hace perder el equilibrio y entonces ves los
camiones y a los gigantes que bajan de ellos. Y eso es lo último que
ves.
Sin
decir nada más, siguió caminando y los chicos detrás de él lo
siguieron en silencio también. De vez en vez miraban al horizonte,
el
sol caería en cualquier momento y el viento soplaba cada vez más
fuerte, ¿acaso había empezado a oler a polvo? Claro que sí, desde
hacía horas era lo único que olían. Luego la nube de tierra y
rugido fuerte.
—¡Corran!
—gritaban —¡Son los camiones! —decían.
—Ya
es tarde —dijo el chico con voz suave —están aquí —vio los
camiones y la luz cegadora, tuvo que cubrir sus oídos pues el pitido
le causaba un dolor intolerable. Y los gigantes llevándose a los
niños, esa era la parte que más odiaba ver —no se resistan
—volvió a decir —les harán daño si lo hacen.
—Sube
al camión Taemu —le dijo un gigante —Has hecho un buen trabajo
otra vez— por supuesto que se sentía culpable, su trabajo era
buscar a los niños perdidos y llevarlos al lugar de recolección,
pero en este nuevo mundo lo único que él quería era sobrevivir y
esa era su única determinación.
Gracias por leer. Hasta la próxima.